GONZALO BECCAR VARELA
Tigre, Buenos Aires,1983 – donde vive.
Entre los años 2001 y 2009, Gonzalo cursó estudios en Arquitectura en FADU-UBA y Bellas Artes en UNA. En 2007, participó en talleres en The Art Students League of New York y en New York Studio School. Estudió en la Fundación Guillermo Roux de 2003 a 2006. En 2014 participó en talleres dirigidos por Karina Peisajovich y Matías Duville en la Universidad Torcuato Di Tella. Ese mismo año, asistió a Cazadores (clínica de arte), a cargo de Sergio Bazán. En 2015 y 2016, participó en Cosmos (clínica de arte) a cargo de Daniel Joglar y Bruno Gruppalli. En 2017 recibió una beca en el Proyecto Yungas, dirigido por Raúl Flores.
En 2020, participó en AB-ELE (clínica de arte) dirigida por Carla Barbero y Javier Villa y en el taller, El texto de la obra, de Silvia Gurfein. Desde 2015 hasta 2023, trabajó como coordinador general en María Casado Home Gallery. En 2018, presentó “Es otra cosa”, su primera exposición individual, en Acéfala Galeria (Buenos Aires) curada por Daniel Joglar. Recibió una mención especial del jurado en el XXV Premio Federico Jorge Klemm a las Artes Visuales 2021. Ese mismo año, participó en la exposición Adentro no hay mas que una morada, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, curada por Alejandra Aguado y Clarisa Appendino.
Durante 2022 y 2023, formó parte del Programa de Artistas en la Universidad Torcuato Di Tella y participó en la exposición A18 minutos del sol en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, curada por Javier Villa y Marcos Kramer. En septiembre de 2023 realizó su segunda exposición individual en Smol (Cámara de Proyectos en La Boca, Buenos Aires) espacio dirgido por Santiago Bengolea y Sasha Minovich.
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La personificación de la pintura que fue oda al ícono, luego al símbolo para acabar autónoma. Despojadas del peso de la representación, las obras de Gonzalo Beccar Varela (Tigre, Buenos Aires, 1983) se presentan, se apropian de su gestualidad para devolverle la mirada. En su liberación se tornan tan soberanas como subordinadas. Pintor y pintura, objeto y acción, se arrogan en su codependencia la performatividad del gesto.
Una pintura para escuchar, una pintura radical, histriónica, tímida; una pintura incomprendida, iridiscente, irreverente; una pintura amarilla tomandorojo, una pinturasanta para toda plegaria. Una pintura con sed de más. Y entonces desarma y ensambla con su marco una columna vertebral. Un soporte cimiento que vuelve el bastidor exoesqueleto; un pigmento, temperamento. Metamorfosis antropoide, descansa su poderío corpóreo en la fragilidad autoportante. Espejo distorsionado de su propia voluntad, las obras de Gonzalo Beccar Varela denotan el intrincado vinculo que las une, anhelando que su contemplación revele, sin develar, sus encuentros de taller.